![]() ![]() Sopot, a la conquista de Europa En apenas una década, el Prokom Trefl Sopot ha pasado de ser sólo una ambiciosa iniciativa del dueño de una empresa de puzzles y juegos de mesa a convertirse en el club más sólido de Polonia, campeón de su país las tres últimas temporadas y único representante polaco que ha logrado clasificarse para el Top16 de la Euroliga. Las claves: ilusión, una sólida estructura organizativa, un patrocinador implicado y una fiel masa social. En el horizonte, un nuevo pabellón con capacidad para 15.000 personas y la organización de una Final Four, con el modelo de NBA y ACB como ejemplo a seguir
A nivel de club, el bagaje es mucho más pobre. Sus principales equipos han permanecido alejados de la primera plana continental hasta prácticamente el final del siglo XX, aquejados fundamentalmente de dos males: ausencia de jugadores de calidad y escasa profesionalización de sus estructuras, tanto federativas como a nivel de club. Aunque la década de los 90 supuso el primer empujón importante coincidiendo con el aterrizaje de la NBA a la televisión y con los primeros fichajes de jugadores norteamericanos de cierto nivel -, no fue hasta este siglo cuando ciudades como Sopot, Wloclawek o Wroclaw hicieron su aparición por las rondas finales de las principales competiciones europeas. Probablemente, el primer aviso importante que alertó a Europa de que algo estaba cambiando en Polonia fue la clasificación del Prokom Trefl Sopot para la segunda ronda de la Euroliga, el Top16, en el 2005. Aunque sólo dos temporadas antes, en la 2002-2003, este mismo club había alcanzado la final de la por entonces poco reconocida Fiba Champions Cup perdió por 83 a 84 frente al Aris de Salónica griego-, nadie, o muy pocos, habían reparado en el crecimiento del baloncesto en este país. Si bien el Slask Wroclaw era ya un inquilino habitual de la máxima competición continental (2001, 2002 y 2003), fue el Prokom quien provocó que muchas miradas se desviaran hacia Polonia a partir de ese primer ingreso en el Top16. La ambición por bandera Campeón de liga durante las tres últimas temporadas (2004-06), el Prokom reclamó de nuevo el protagonismo en los medios este mismo verano debido a su ambiciosa política de fichajes y al anuncio de grandes planes de futuro, tales como la construcción de un pabellón de 15.000 espectadores y la organización de la Final Four en un plazo de tres o cuatro años. Aunque su máximo artillero, Goran Jagodnik, salió del equipo rumbo a Rusia, el club se reforzó mucho y bien con las firmas de nombres contrastados como Donatas Slanina, Justin Hamilton, Huseyin Besok o Jasmin Hukic. Estas cuatro incorporaciones se unían a un grupo ya consolidado (Pacesas, Masioulis, Dalmau, Wojcik, Nordgaard, Atkins, etc.), conformando así una plantilla de total garantía. El único revés veraniego fue la decisión de Robertas Javtokas de aceptar la superior oferta del Panathinaikos cuando su firma por el equipo polaco era casi un hecho.
En estos mismos términos se expresa el presidente y fundador Kazimierz Wierzbicki, verdadero responsable de que el baloncesto en Sopot haya alcanzado los niveles más altos en apenas diez años el club fue creado en el verano de 1995-. Nuestro objetivo deportivo para esta temporada es alcanzar el Top16. En las próximas tres o cuatro nos gustaría establecernos como uno de los equipos punteros en Europa, reconoce Wierzbicki, quien no sólo rebosa ambición en el terreno deportivo, sino también en el organizativo: Queremos organizar una Final Four en el 2009 o el 2010, ya que de aquí a dos años contaremos con un nuevo pabellón que dará cobijo a unos 15000 aficionados en la frontera entre Sopot y Gdansk. Queremos organizar este evento porque creemos que será muy importante para el crecimiento del baloncesto en Polonia y en toda el área báltica. Esperamos que los dirigentes de la Euroliga compartan nuestro punto de vista, revela. Tal declaración de intenciones podría sonar a bravuconada en boca de otro dirigente, pero no sucede así en el caso de este empresario polaco, propietario de la compañía Trefl actualmente segundo patrocinador del equipo-, dedicada al mundo de los puzzles y los juegos de mesa desde 1985, año en el que se fundó, y que exporta sus productos a más de 25 países, tanto de Europa como de América. Íntimamente relacionado con el baloncesto desde hace más de 30 años fue entrenador del ya desaparecido Spójnia Gdansk Sports Club-, Wierzbicki ha sabido levantar una sólida estructura en lo que antes era un solar y, lo más importante de todo, pretende arrastrar con su ímpetu a otros que, como él, crean en la revitalización del deporte de la canasta en Polonia. Ensamblando el puzzle Desde su fundación en 1995, la trayectoria del equipo de Sopot ha sido meteórica. Las dos primeras temporadas se saldaron con sendos ascensos, consiguiendo así el ingreso en la máxima categoría en el verano de 1997. Ese mismo año, el club transformó su condición y pasó a convertirse en una sociedad limitada pública deportiva, lo que significaría un hito en la historia del baloncesto polaco y marcaría el camino a seguir para el resto de clubes en el futuro. En el plano deportivo, el fichaje del ex NBA Gary Alexander en el año del debut fue clave para mantener con holgura la categoría y repetir un más que digno puesto noveno la temporada siguiente
¿Cómo es posible que, en tan sólo diez años, un club creado de la nada pueda lograr tal crecimiento? Su fundador y presidente nos los explica: Conozco el baloncesto polaco desde hace mucho tiempo, así que no fue una tarea demasiado complicada. Gracias a mi empresa Trefl teníamos dinero como para obtener un nivel de organización suficiente. Lo más complicado fue lidiar con factores externos al propio club, tales como la falta de profesionalismo de la propia liga polaca. Esa falta de profesionalismo de la que acusa a la liga es, precisamente, uno de los aspectos que con más ahínco ha tratado de evitar en su club, en el que trabajan más de quince personas. Ni siquiera el hecho de residir en un área no demasiado grande han supuesto un obstáculo insalvable para armar un club campeón, según nos confiesa: Sopot no será una ciudad demasiado grande pero está situada en una zona que, agrupando las tres ciudades que la componen, cuenta con un millón de habitantes. Pero el factor definitivo para convertirse en el equipo más potente de Polonia fue encontrar un socio estratégico como Ryszard Krauze, propietario de la compañía Prokom. Con una mayor cantidad de dinero en las arcas del club y la ayuda personal de Krauze hemos sido capaces de construir el equipo más fuerte del país. Las piedras del camino Además de la debilidad de las estructuras, tanto en la competición liguera como en la propia federación, los clubes polacos deben pelear con la falta de tirón del deporte de la canasta, el cual a duras penas se sitúa entre los cinco más populares en un país acostumbrado a vivir de los éxitos puntuales en todas aquellas disciplinas deportivas que no son el fútbol. Las lagunas en la cobertura televisiva de los partidos no son visibles en todas las regiones del país- son otro elemento que dificulta sobremanera el establecimiento de unas bases sólidas para el crecimiento del baloncesto.
NBA y ACB como modelos Consciente de su condición de abanderado en la tarea de modernización y promoción del baloncesto en su país, Wierzbicki reconoce que todos deberían fijar su atención en otras competiciones y en otros modelos de organización, como por ejemplo, la NBA: En mi opinión deben suceder grandes cambios en Europa. Debemos mirar a la NBA, en donde el peso de los patrocinadores en los equipos es mucho menor; los clubes allí son como empresas bien organizadas que funcionan no sólo gracias a la esponsorización de los patrocinadores sino, sobre todo, vendiendo los productos que ellos mismos generan. En Europa es completamente diferente, puesto que los principales ingresos llegan desde el espónsor. La ACB, por su cercanía y su organización, es otra entidad que atrae al presidente del equipo de Sopot, que considera a la competición española como una pieza que pudiera ser clave en el futuro desarrollo de la liga en su país: En el caso de que la liga se profesionalice y alcance acuerdos o compromisos con entidades como, por ejemplo, la propia Liga ACB, y con la ayuda de la Federación, creo que podríamos alcanzar un nivel muy alto en la competición doméstica en un plazo de entre cinco y quince años. En caso contrario el baloncesto polaco no tendrá la oportunidad de crecer, asegura. Natxo Mendaza Últimos artículos del autor
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